27OCT2024|12:00H
ANTONÍN DVOŘÁK | Sexteto de cuerda, en La mayor
RICHARD STRAUSS | Metamorfosis para septeto de cuerda
Violines | Branislav Sisel y Gabriel Dinca
Violas | York Yu Kwong y Jerome Ireland
Violonchelos | Gretchen Talbot y Alice Yun Hsin Huang
Contrabajo | Lucian Ciorata
Notas al programa
Arborescentes, penetrantes, cromáticas y obsesivas, las “Metaforfosis” se compusieron originalmente para una orquesta de cuerda de veintitrés instrumentos como lamento por la destrucción del Teatro Nacional de Múnich y fueron estrenadas en 1946. Conforman, junto con las “Cuatro últimas canciones” de 1948, el gran testamento moral de un octogenario Strauss y, al mismo tiempo, son el último resplandor, el canto de cisne del simbolismo musical.
En la reducida plantilla del sexteto, el volumen cede el paso a la intensidad de una obra fascinante en su concepción hipnótica y vegetal que parte de la marcha fúnebre de la Sinfonía Heroica beethoveniana para, mediante sucesivas transformaciones, alzar un canto de réquiem por el Mundo de Ayer.
Si en la gran pira de la Segunda Guerra Mundial ardieron los ideales del viejo continente, todavía podemos encontrar, bajo la umbría sombra de una arboleda de sonidos, la nostalgia de los viejos cafés y el reflejo de las cúpulas de bronce por los ríos de Europa en las obras de autores que, como Antonín Dvorák (1841-1904), no llegaron a conocer la destrucción del mundo.
Escrito en su primera madurez, “El sexteto de cuerda en La mayor” es de 1838. El compositor, que el año anterior había recibido el espaldarazo esencial de Brahms, estaba a punto de triunfar internacionalmente con la primera serie de sus “Danzas eslavas” de la que esta obra es coetánea y con la que comparte la melancolía oriental de la Mitteleuropa, la alegría y el color del folclore eslavo y la serenidad y sonoridad romántica tan propias de las obras para cuerda del músico checo. Fue estrenada en Berlín en 1879 por el violinista Josep Joachim, uno de los más grandes instrumentistas del siglo XIX, perteneciente al círculo de los íntimos brahmsianos. Consta de cuatro movimientos: Allegro, Dumka (un tipo de canción popular eslava), Furiant y Presto.
José María Jurado García-Posada